Colombia, un país diverso en términos de geografía y clima, ha sido históricamente afectado por fenómenos climáticos como El Niño. En 2024, este fenómeno natural ha vuelto a centrar la atención debido a sus impactos significativos en diversas regiones del país. Es sin duda una preocupación para los cultivos de ají.
La Situación Actual
Este año, Colombia enfrenta uno de los eventos de El Niño más pronunciados en los últimos tiempos. Este fenómeno climático, caracterizado por el calentamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico, ha desencadenado una serie de consecuencias que afectan tanto a las zonas urbanas como rurales del país.
Una de las principales repercusiones de El Niño en Colombia es la disminución de las lluvias, lo que conlleva sequías prolongadas en regiones como La Guajira, Santander, y algunas zonas del Eje Cafetero. Estas sequías afectan la disponibilidad de agua para consumo humano y agrícola.
Por otro lado, en algunas regiones del país, El Niño ha provocado un aumento repentino de las lluvias, desencadenando inundaciones y deslizamientos de tierra. Esto ha resultado en la afectación de cultivos, especialmente en áreas como la Costa Caribe y la región del Pacífico colombiano.
¿Nos ha afectado la disponibilidad de producto?
Nuestra disponibilidad de ají no se ha visto afectada por este fenómeno.
Nuestro esquema de producción presenta varias ventajas que permiten mitigar los riesgos que nos presenta el clima en cualquier momento del año.
En primera medida, nuestro chile no está sembrado en una zona específica del país. En nuestra estrategia de ampliar nuestras zonas de cultivo de habanero, cayena, jalapeño y tabasco, llevamos varios meses llegando a muchas regiones del país. Ya no dependemos, como hace unos años, solo del clima de una región en particular. Si hay una zona muy afectada, siempre vamos a tener cultivos productivos de chile en otras zonas del país que no han sido tan afectadas.
Por otro lado, las prácticas agrícolas que incentivamos a través de los técnicos, son pequeños pasos a la resiliencia climática. Siempre motivamos a nuestros agricultores a utilizar el riego por goteo. Esta es sin duda, la forma más eficiente de irrigar un cultivo de ají. Por otro lado, buscamos siempre que el área cultivada no sea mayor a 3 hectáreas, lo que fomenta la diversificación agrícola. En muchos casos, motivamos cultivos en asocio con otros cultivos, siendo esta una práctica de gran utilidad para el fortalecimiento del suelo. Todas estas medidas de mitigación y resiliencia frente a los efectos del cambio climático.
Tenemos chile!